Las visitas a sus zonas de pesca habituales son siempre un placer para los sentidos, aunque tengo que admitir que se me resisten las lubinas cántabras.
Aquí se nos puede ver a los tres mosqueteros y al perro de Juanjo, que decidió que no quería ser conocido en la red y dio la espalda a la cámara.
Juanjo nos llevó a algunas zonas en las que ya habíamos estado en ocasiones anteriores, pero también nos enseño algunas de las puestas que mejores resultados le han dado durante este invierno.
La mar estaba perfecta para haber dado con alguna lubina de buen porte.
Pues no era un arbusto, es un pescador tentando a los sargos a boya, y desde esa altura, con un par.
En la siguiente fotografía podemos ver a Juanjo en una puesta, muy expuesta (Aunque en ese momento no lo parezca), a la que solo se podía arrimar en las paradas entre series.
Aquí estoy yo intentando engañar a mi primera lubina cántabra lanzando desde unas rocas altas a una zona de bajos realmente bonita y en la que parece mentira que no se ocultara ninguna loba entre sus numerosos canales llenos de espuma.
Lo intentó pero al final le pillamos despistado y le sacamos la foto. Jejejeje.
Un perro pescador, que lleva desde los tres meses sin perderse ni una sola salida de pesca de su amo.
Y como siempre Carlos regalándome momentos increíbles.
Espero que os hayan gustado las fotos, porque aunque dedicamos todo el día a buscarlas, las lubinas no dieron la cara y tuvimos que cerrar la jornada con un bolo más para la colección. Y ya van un montón de ellos.
Pero lo volveremos a intentar.
Un saludo.